LEYENDA HISTORICA DE UNA EXHACIENDA DE FRESNILLO
El diablo se apareció en una ex hacienda de Fresnillo
El señor Fortunato Juárez, aficionado a las historias de Fresnillo, platica una leyenda reciente sobre la aparición del diablo en una de las haciendas abandonadas.
Cuatro jóvenes habían escuchado hablar de una vieja hacienda en el municipio de Fresnillo, Zacatecas. Buscando aventura, llevaron cámaras digitales con tecnología infrarroja. Antes de entrar al casco, uno de ellos pidió a los otros leer una oración que los protegiera de cualquier peligro.
Al entrar, los cuatro muchachos comenzaron a sentir los hombros pesados y mucha tristeza.
Aun así uno de ellos comenzó a fotografiar cada rincón, mientras otro anotaba en un cuaderno. Los demás estaban pendientes del equipo de monitoreo, mismo que en un patio registró mayor concentración de energía.
El primer joven que llegó a ese patio quiso examinar un cuarto sellado en el fondo. Al acercarse, llevó sus manos a la cabeza y comenzó a gritar. Primero fue el ataque de ira, luego la depresión.
Los otros llegaron corriendo. Mientras dos de ellos preguntaban al afectado por su salud, el otro confirmó que el cuarto sellado era el único con bóveda, y estaba inaccesible desde cualquier ángulo. Después diría a sus compañeros que estaba seguro de que un hombre o animal los veía desde adentro.
Uno de los muchachos acompañó a su compañero a la camioneta. Los dos que permanecieron frente a la puerta vieron una sombra parada tras una columna de la puerta, en posición de guardia e inmóvil, como esperando alguna orden.
En ese momento comenzó a gritar el acompañante del afectado, quien sudaba con mucha fiebre. El conductor encendió el vehículo, avisando a sus compañeros que debían volver otro día para fotografiar a la sombra.
Cuando pensaban que todo había terminado por esa noche, y el muchacho comenzaba a aliviarse, apareció en carretera un auto negro con vidrios polarizados que venía de frente, en el mismo carril y a toda velocidad, para embestirlos.
Las maniobras certeras aunque precipitadas del conductor evitaron la tragedia.
Estaban en la orilla de la carretera, todavía gritando. Ninguno había visto al coche desde lejos, juraron que había aparecido de la nada. No atinaban a describir cómo, pero ya guardaban la seguridad de que se habían enfrentado a algo paranormal.
“El diablo”, dijo quien había sufrido los ataques de ira y depresión. Los demás callaron.
Con su incursión a la ex-hacienda, habían molestado a algo tenebroso que ahora no sólo los quería lejos, sino también muertos.
El señor Fortunato Juárez, aficionado a las historias de Fresnillo, platica una leyenda reciente sobre la aparición del diablo en una de las haciendas abandonadas.
Cuatro jóvenes habían escuchado hablar de una vieja hacienda en el municipio de Fresnillo, Zacatecas. Buscando aventura, llevaron cámaras digitales con tecnología infrarroja. Antes de entrar al casco, uno de ellos pidió a los otros leer una oración que los protegiera de cualquier peligro.
Al entrar, los cuatro muchachos comenzaron a sentir los hombros pesados y mucha tristeza.
Aun así uno de ellos comenzó a fotografiar cada rincón, mientras otro anotaba en un cuaderno. Los demás estaban pendientes del equipo de monitoreo, mismo que en un patio registró mayor concentración de energía.
El primer joven que llegó a ese patio quiso examinar un cuarto sellado en el fondo. Al acercarse, llevó sus manos a la cabeza y comenzó a gritar. Primero fue el ataque de ira, luego la depresión.
Los otros llegaron corriendo. Mientras dos de ellos preguntaban al afectado por su salud, el otro confirmó que el cuarto sellado era el único con bóveda, y estaba inaccesible desde cualquier ángulo. Después diría a sus compañeros que estaba seguro de que un hombre o animal los veía desde adentro.
Uno de los muchachos acompañó a su compañero a la camioneta. Los dos que permanecieron frente a la puerta vieron una sombra parada tras una columna de la puerta, en posición de guardia e inmóvil, como esperando alguna orden.
En ese momento comenzó a gritar el acompañante del afectado, quien sudaba con mucha fiebre. El conductor encendió el vehículo, avisando a sus compañeros que debían volver otro día para fotografiar a la sombra.
Cuando pensaban que todo había terminado por esa noche, y el muchacho comenzaba a aliviarse, apareció en carretera un auto negro con vidrios polarizados que venía de frente, en el mismo carril y a toda velocidad, para embestirlos.
Las maniobras certeras aunque precipitadas del conductor evitaron la tragedia.
Estaban en la orilla de la carretera, todavía gritando. Ninguno había visto al coche desde lejos, juraron que había aparecido de la nada. No atinaban a describir cómo, pero ya guardaban la seguridad de que se habían enfrentado a algo paranormal.
“El diablo”, dijo quien había sufrido los ataques de ira y depresión. Los demás callaron.
Con su incursión a la ex-hacienda, habían molestado a algo tenebroso que ahora no sólo los quería lejos, sino también muertos.
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