Épocas prehistórica y
prehispánica
evidencias de la actividad humana miles de años antes de la
llegada de los españoles, entre éstas evidencias están puntas de flecha
encontradas en la región de Urite, algunas datadas alrededor de 10 mil años
A.C., otras alrededor de 3 mil años A.C. y algunas cercanas a la época
colonial. También se han encontrado algunos rastros de asentamientos nómadas
cercanos al cerro de chilitos, donde se han identificado puntas de flecha con
sus raspadores, cerámica y granos de maíz que datan desde antes de la colonia.
Existen pinturas rupestres en la cañada de Linares, las cuales datan del 10 mil
A.C. Se ha deducido que el paraje donde se asienta la ciudad fue continuamente
visitado por tribus nómadas que viajaban para cazar, como los Guachichiles,
Zacatecos, Pimes, Iritilas, Apaches y Comanches. Las tribus eran atraídas por
los embalses naturales de agua que se encontraban ahí


Época Colonial,
primeras expediciones
Entre 1551 y 1552, el capitán español Diego Fernández de Proaño, realizando exploraciones en busca de yacimientos minerales, encontró un cerro al que bautizó como "Cerro de Proaño" en donde descubrió evidencias de mineral a flor de tierra. Se desconoce el por qué Hernández de Proaño no exploró a profundidad dichos yacimientos ni comenzó a explotarlos, solo reportó su existencia al virrey. El cerro proaño quedó como punto de referencia para expediciones posteriores. El 2 de septiembre de 1554, llegó al paraje de aguas de ésta región una expedición en la que participaban Francisco de Ibarra, Juan de Tolosa, colaboradores y esclavos. En el lugar había un ojo de agua a la orilla de una laguna, en el margen crecía un fresno que aún estaba pequeño. Francisco de Ibarra bautizó el sitio como "Ojo de Aguas del Fresnillo", lo que es el antecedente más antiguo del nombre de la Ciudad.
Entre 1551 y 1552, el capitán español Diego Fernández de Proaño, realizando exploraciones en busca de yacimientos minerales, encontró un cerro al que bautizó como "Cerro de Proaño" en donde descubrió evidencias de mineral a flor de tierra. Se desconoce el por qué Hernández de Proaño no exploró a profundidad dichos yacimientos ni comenzó a explotarlos, solo reportó su existencia al virrey. El cerro proaño quedó como punto de referencia para expediciones posteriores. El 2 de septiembre de 1554, llegó al paraje de aguas de ésta región una expedición en la que participaban Francisco de Ibarra, Juan de Tolosa, colaboradores y esclavos. En el lugar había un ojo de agua a la orilla de una laguna, en el margen crecía un fresno que aún estaba pequeño. Francisco de Ibarra bautizó el sitio como "Ojo de Aguas del Fresnillo", lo que es el antecedente más antiguo del nombre de la Ciudad.
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